¿Es difícil la vida?

Es una pregunta que nos hacemos a menudo, y la respuesta es tan compleja y controversial. Desde mi experiencia y conocimiento, he aprendido que la dificultad de la vida radica en nuestra capacidad para comprenderla y enfrentarla. He atravesado innumerables experiencias, algunas más arduas que otras, y en todas ellas he descubierto que cada situación difícil es el resultado de nuestras acciones conscientes o inconscientes.

A veces, nos encontramos en situaciones desafiantes sin entender por qué estamos viviendo lo que nos sucede. Es como si nuestras almas entendieran algo que nuestros ojos humanos no pueden ver. Sin embargo, en medio del bullicio y la confusión de la vida diaria, se nos dificulta conectar con ese conocimiento interno, esa sabiduría que yace en lo más profundo de nuestro ser y que rara vez logramos expresar con palabras.

En ocasiones, las respuestas a nuestras preguntas llegan de inmediato, pero las posponemos. ¿Por qué? Porque enfrentar esas respuestas implica tomar decisiones difíciles, cortar relaciones tóxicas y eliminar las influencias negativas que han tomado raíces en nuestra vida, convirtiéndose en una maleza que amenaza con debilitar nuestro ser, nuestro árbol frondoso.

A menudo, estas influencias negativas se aferran tan fuertemente que se vuelven difíciles de erradicar. Han creado caminos entrelazados, se han expandido por nuestra existencia, distorsionando la esencia misma de nuestro ser. Y en ese momento, nos detenemos. Nos quedamos paralizados por el miedo al dolor, tememos perder parte de lo que creemos que somos. La duda se instala y nos sumerge en una dualidad que nos paraliza, nos angustia.

Mientras tanto, el tiempo sigue su curso implacable. La vida avanza, pero nosotros seguimos contemplando ese árbol que es nuestra existencia. La indecisión nos lleva a la inacción, y sin saberlo, nuestro árbol está a punto de caer. Toda esa maleza se ha alimentado de nuestra vitalidad, debilitando nuestra fuerza y apagando nuestro brillo.

No lo dudes más. Corta lo que no te suma, elimina lo que no se alinea con tus sueños y deseos más profundos. La decisión está en tus manos, no en la de un terapeuta o un psicólogo. Eres tú quien debe tomar las riendas de tu propia vida. Identifica las actitudes que debes mejorar y actúa. Cada día es una oportunidad para escribir tu propia historia, no lo intentes, ¡hazlo!

Sí, puede que duela. El proceso puede ser difícil y doloroso, pero vivir en coherencia contigo mismo te llevará a la paz interior y a la plenitud. Todo en el universo se alineará para que recibas lo que te corresponde por resonancia, y descubrirás que la verdadera belleza de la vida se encuentra en vivir auténticamente, en sintonía con tu ser más profundo.